Nos reunimos los 12 asistentes en los bronces, entre los que estaban el director del parque y dos agentes. De ahí partimos hacia chorros, preparamos el material y Antonio Catalán hizo un pequeño resumen del motivo de esta actividad.

Entramos a la cueva y Mavil fue equipando los diferentes resaltes con el taladro de los bomberos, que consiguieron hacerlo estanco mediante una bolsa de látex.

El acceso a la zona nueva es a través de una trepada que da a una gatera por la que corre un viento violento que agita el agua del suelo. Ésta gatera comenta Mavil que llega a inundarse completamente, nosotros la encontramos con unos 10cm de agua, traíamos una manguera por si hubiera sido necesario vaciarla.

Después de esta primera gatera hay varios pasos estrechos e incómodos que dan a una galería cómoda en la que instalamos una rampa de barro. Llegamos a un meandro que en épocas de crecida debe ser activo, éste más adelante y después de un destrepe en el que instalamos un pasamanos y un rápel, nos deja en el río activo, más ancho y amplio que el petit Riu conocido. Seguimos el cauce del río aguas arriba por un meandro cómodo y muy alto, pasamos por una sala bastante grande en la que instalamos una cuerda para subir por una cascada, al poco la cueva deja la forma de meandro y más adelante nos encontramos un paso sifonado. Mavil nos dice que por ahí él no ha visto agua, esta galería solo se había visto después del verano anterior, por lo que debe ser un sifón temporal similar al de la galería Spiteri.

Al ser imposible continuar paramos a comer y salimos poco a poco sin contratiempos.

A la salida Antonio González y Calaforra tomaron muestras de agua e hicieron medidas de caudal, dando unos 62 l/s.

Fotos de esta actividad se pueden ver en la GALERÍA DE FOTOS.